Bocetos, ideas fugaces

Ahora me doy cuenta para que han servido todas las clases de dibujo al natural que hice en la carrera, en su momento no lo veía claro, pero ahora dan sentido de alguna manera a mi obra. Mirar ,mirar y mirar a eso aprendí, a ganar confianza en el trazo y a crear líneas sencillas de composiciones complicadas.

No soy purista, interpreto y siempre considero que estoy a medio camino del dibujo y la pintura, y  mi intención con este post es mostraros como utilizo las diferentes técnicas a la hora de abordar un boceto, una idea fugaz que a veces se convierten en la base de un cuadro.

Lo primero que hago siempre es observar cual es la situación, no es lo mismo un dibujo del natural, que interpretar una foto, tampoco es lo mismo una postura fija que una que esté constantemente en movimiento. Por ello, lo primero que pienso es en la situación en la que me encuentro, y selecciono el material que más me puede ayudar a sacarle el máximo partido a lo que voy a representar.

El día que realicé el boceto de la niña mauritana fue un día que salí a dibujar a los niños que se encontraban cerca de mi casa, los vi jugar desde la ventana del estudio y sentí el impulso bajar a esbozarlos.

En este caso, baje sabiendo que iban a ser bocetos rápidos donde normalmente hay que dejarse llevar por el trazo, jugar con las líneas y las mancha. Abandonando por completo la apariencia realista, porque el constante  movimiento de lo que quieres dibujar nunca te deja captar los detalles. Este ejercicio es tremendamente relajante y casi siempre aparecen “percances” que me retan y que siempre aprovecho de alguna manera.

Salir a la calle con una cuaderno para esbozar es una trabajo muy gratificante a la par que difícil, y cuando me dispongo a ello siempre llevo lo mismo; un lápiz de color para realizar las primeras líneas que intento hacerlas sin levantar el lápiz del papel. Carboncillo con difumino (también utilizo mis manos) para dar volumen y marcas las luces y las sombras proyectadas. Ambas técnicas son secas y me ayudan a esquematizar lo que tengo delante. En este caso el dibujo se quedó así, y ha sido ahora cuando revisando los bocetos, he decidido darle color encima.

Boceto hecho con lápiz y carboncillo

Boceto hecho con lápiz y carboncillo

A veces, dependiendo de la situación, llevo bote preparados de acrílico, acuarelas o mi preferido, el café. Técnicas húmedas que secan pronto y que me hacen tener que tomar decisiones constantes superponiendo capas, colocando, tapando y manchando todo sobre la marcha … hasta que el dibujo me dice basta!

Bocetos hechos con café

Bocetos hechos con café

El juego en el que te sumerges es imprevisible, ideas más o menos como empezar pero nunca sabes como lo vas a terminar , de hecho a veces invierto el orden y hago unas manchas de color para luego dibujar encima.
Muchas veces,  cuando termino  de pintar una obra me sobra gran cantidad de pintura en la paleta, y como yo soy de las de que no desaprovechan nada, pues utilizo esa pintura para manchar hojas en blanco que meto en mi cuaderno de bocetos; las utilizo  aventurándome  a manchar sobre formas ya hechas.

Cuadro a partir de los bocetos

Boceto a partir de hoja manchada con pintura sobrante de la paleta

La gama de colores es muy importante pero esto sería otro post porque hay mucho que contar, pero resumiendo mucho, lo que me funciona muy bien en este tipo de dibujos dinámicos, es preparar una gama de fríos para las sombras y cálidos para las luces, nunca falla. ¡Y sin miedo a experimentar!

Espero que te haya inspirado mi post, coméntame cualquier curiosidad que tengas, me ayudará a continuar contando historias.